12-19 de abril 2023ESPAÑA- MARRUECOS

Personas procedentes de 22 países hemos celebrado del 12 al 19 de abril de 2023 la VII Asamblea Intertrinitaria en la inédita forma de una peregrinación. La Asamblea ha sido un momento de gracia, comunión fraterna, escucha recíproca; una auténtica experiencia sinodal de la Familia Trinitaria. La pluralidad cultural y geográfica ha sido una gran riqueza para la Asamblea, manifestándose también en las celebraciones litúrgicas, en las que se ha utilizado por primera vez la lengua malgache.

El tema de la Asamblea: Sobre las huellas de los redentores: vocación e identidad, es la clave para vivir con fidelidad creativa el carisma trinitario, haciendo memoria de los orígenes sin dejar de prestar atención al tiempo presente con sus desafíos y complejidades. Fidelidad y renovación van a la par: no puede darse la una sin la otra. Hacer memoria de los orígenes y de las primeras redenciones no significa volver al pasado, sino más bien extraer de las raíces nueva savia para actualizar el carisma trinitario en los sitios donde hemos de trabajar hoy.

A partir de la inspiración original y de la larga tradición misionera de la Familia Trinitaria estamos llamados a percibir “la fragante actualidad”[1] de nuestro carisma para solidarizarnos con tantas personas que en la actualidad siguen padeciendo discriminaciones y persecuciones a causa de su fe en Cristo. A través de las ponencias ofrecidas por los padres Pedro Aliaba e Ignacio Rojas hemos podido redescubrir las raíces históricas y bíblicas de nuestra misión. La obra de la redención realizada por Cristo mediante el sacrificio pascual y proyectada por los primeros redentores trinitarios en la liberación de los cautivos es nuestra misión perenne.

Iluminados por la afirmación paulina «habéis sido comprados a buen precio», hemos profundizado en la metáfora del rescate como imagen bíblica que nos interpela. El anonadamiento de Jesús haciéndose esclavo de todos por amor a la humanidad nos recuerda que nuestra vocación e identidad reciben su luz y fuerza del misterio de Cristo Redentor, hacia el que tenemos que dirigir siempre nuestra mirada. La Palabra de Dios nos envía a los márgenes y las periferias de la sociedad para encontrar allí a los sin techo y los invisibles de nuestro tiempo y a quienes carecen de libertad religiosa. Como Familia Trinitaria, en sintonía con el mensaje paulino, estamos llamados a salir, en fidelidad creativa a nuestro carisma, hacia los excluidos de salvación para anunciarles la redención de Cristo.

Revivir el recorrido de las primeras redenciones de cautivos es, además, una invitación a un «amor que supera las barreras de la geografía y del espacio»[2]. Marruecos es la cuna de la misión de la Orden desde la experiencia de nuestro Fundador San Juan de Mata, que, en un tiempo marcado por las cruzadas y el afán de rearmarse, representó una alternativa evangélica haciendo posible la mediación entre el papa Inocencio III y los jefes del mundo musulmán, «inaugurando así un diálogo cuyo objetivo era la práctica de las obras de misericordia»[3]. La carta de Inocencio III al sultán de marruecos (8 de marzo de 1199) es una extraordinaria prueba de la importancia de la misión redentora de nuestro Fundador y sus compañeros llevada a cabo de modo pacífico.

El camino recorrido ha marcado para los siglos sucesivos el compromiso de los Trinitarios por el rescate de los «captivi pro fide Christi».

Nuestro itinerario ha cubierto varias etapas: Sevilla, Algeciras, Tanger, Rabat, Fez, Mequínez. El encuentro con los pastores locales Mons. Emilio Rocha Grande, arzobispo de Tanger, y el card. Cristobal López Romero, los momentos de oración y reflexión que hemos compartido: han sido para todos nosotros un estímulo en orden a expandir los horizontes del corazón para vivir una fraternidad verdaderamente universal. Nos ha impactado la pequeña comunidad católica de Marruecos, numéricamente “insignificante” pero muy significativa por su ferviente testimonio y su gozosa fe en Cristo en un país donde los cristianos son minoría: una Iglesia del diálogo y del encuentro, como la ha definido el card. Cristobal López Romero, una Iglesia samaritana, una Iglesia puente, una Iglesia apasionada por Cristo y por el pueblo de Marruecos y apasionada también por quienes la visitan.

Nos ha alegrado mucho la presencia de Mons. Aldo Berardi, Vicario Apostólico de Arabia del Norte: un honor y un grande don para toda la Familia Trinitaria y, al mismo tiempo, una invitación a trabajar con más generosidad y empeño en favor de los cristianos perseguidos.

En la casa trinitaria de Algeciras ha tenido lugar el 14 de abril la Asamblea del Laicado Trinitario con la elección de los nuevos miembros del CILT (Consejo Internacional del Laicado Trinitario). Al paso que agradecemos a los miembros del Consejo saliente su entrega y dedicación en el servicio de animación del laicado trinitario, deseamos al nuevo Consejo un buen trabajo en vistas a crecer en la fidelidad al carisma y en la comunión con la Familia Trinitaria.

De la reflexión de los varios grupos han surgido las siguientes indicaciones y orientaciones para el futuro:

  1. Promover la específica formación carismática “en familia”, profundizando en las bases bíblicas y en los orígenes históricos del carisma trinitario, evidenciando los aspectos específicos de nuestra identidad carismática, con medios e iniciativas adecuadas (lectio divina en torno a textos bíblicos que hablan de rescate y redención, estudio del contexto histórico y social en el que vivió nuestro Fundador, etc.).
  2. Se ve la necesidad de una mayor preparación en el campo del diálogo interreligioso e intercultural: un verdadero reto para la Iglesia sobre todo en contextos en los que es minoría.
  3. Reconocer el primado de la acción concreta en favor de los perseguidos a causa de la fe por medio del SIT con el fin de ofrecer un testimonio contagioso de nuestro carisma.
  4. Consolidar y ampliar nuestra presencia en los territorios donde los cristianos son perseguidos, preparando convenientemente a quienes han de desarrollar su misión en dichos territorios.
  5. Promover el crecimiento del espíritu de familia y de unidad en la diversidad de las vocaciones específicas, caminar en sinodalidad descartando sistemas piramidales y tentaciones autorreferenciales y practicando un estilo de circularidad y humildad. La comunión fraterna es nuestra primera misión y el mayor testimonio que podemos ofrecer al mundo.
  6. Promover la devoción a Jesús Nazareno en las distintas culturas.
  7. Nuestras comunidades y fraternidades laicales estén abiertas a todos, particularmente a los jóvenes: involucrarlos como protagonistas favoreciendo experiencias concretas y significativas de nuestro compromiso carismático.
  8. Promover una comunicación más eficaz en la Familia Trinitaria tanto hacia dentro como hacia fuera. Dar a conocer la espiritualidad y las obras trinitarias mediante el buen uso de los instrumentos modernos de comunicación con objeto de extender nuestra red de solidaridad.

Mientras agradecemos su servicio al equipo organizador y a todos los que han colaborado para hacer posible el sereno desarrollo de esta Asamblea, confiamos a la intercesión de la Virgen del Remedio y de nuestros santos el propósito de vivir y testimoniar con pasión y generosidad el carisma redentor-liberador a gloria de la Santísima Trinidad, cuya imagen resplandece en el corazón y en la vida de todo ser humano.


[1] PAPA FRANCISCO, Discorso del Santo Padre ai partecipanti al Convegno “Solidarietà Internazionale Trinitaria”, promosso dall’Ordine della Santissima Trinità (Trinitari) (25 aprile 2022).

[2] PAPA FRANCISCO, Encíclica Fratelli tutti, n. 1.

[3] JUAN PABLO II, Messaggio al Ministro Generale dell’Ordine della Santissima Trinità in occasione del VIII centenario dell’approvazione della Regola propria en AOSST XIII (1998), 447.